El EZAPAC como parte de la Nato NRF (NATO Reponse Force)
El EZAPAC está integrado plenamente en el NRF (NATO Response Force). La NRF es una fuerza de respuesta de la OTAN disponible para actuar en cumplimiento de las misiones de la Alianza. Dentro de la NRF existe un Mando específico de las unidades de Operaciones Especiales que recibe el nombre de SOCC (Special Operations Component Command). Este Mando hasta ahora sólo había sido ejercido por los EEUU y el Reino Unido, debido a las particulares características y exigencias del mismo. Desde el 1 de julio de 2007 (9º NRF) y hasta el 30 de junio del 2008 (10ª NRF) este Mando del SOCC será desempeñado por España, y en concreto por el MOE. Dirigido por el jefe del MOE, general de brigada Adolfo Coloma Contreras, el Cuartel General del Mando Componente de Operaciones Especiales (SOCC HQ) contará con participación de miembros de la Armada y del Ejército del Aire, además de personal de otros países de la OTAN: Francia, Italia, Lituania y Turquía.
En cuanto a las unidades que lo integrarán se encuentran cuatro Grupos de Operaciones Especiales (SOTG). Dos de estos grupos serán españoles, uno pertenecerá al MOE y el otro estará constituido sobre la base de la Unidad de Operaciones Especiales (UOE) de Infantería de Marina, con aportaciones de la Unidad Especial de Buceadores de Combate (UEBC) de la Armada y del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire. En cuanto a los otros dos Grupos, para la NRF 9 uno será francés y el otro danés. En el caso de la NRF 10, el Grupo danés será relevado por otro lituano. Además, se contará con medios aéreos proporcionados por el Ejército del Aire y helicópteros del Ejército de Tierra.
Una vez constituida, la NRF realiza seis meses de adiestramiento, que finalizan con un complejo ejercicio de evaluación para certificar su operatividad. Alcanzada esta última, la Fuerza de Respuesta permanece durante otros seis meses en estado de disponibilidad (stand-by) para actuar allí donde le Consejo del Atlántico Norte acuerde. Durante el año en que el SOCC liderado por España permanecerá en situación de disponibilidad, éste deberá estar preparado para comenzar a desplegar, con solo un preaviso de cinco días, en cualquier parte del mundo donde fuera necesario la intervención de la NRF. Llegado el caso, el componente de operaciones especiales podría ser activado para realizar acciones de carácter directo, dirigidas contra objetivos de alto valor estratégico, táctico u operacional. También podrá ser requerido para llevar a cabo misiones de reconocimiento especial, de recuperación de personal y aeronaves derribadas en territorio hostil o misiones de abordaje a buques en alta mar. Además, podrá colaborar en operaciones humanitarias, de apoyo a la paz, de evacuación de personal no combatiente (NEO) o de ayuda a la población civil en caso de catástrofes.
NRF: La NATO Response Force
EL concepto de Fuerza de Respuesta de la OTAN fue aprobado en la Cumbre de Praga de noviembre 2002 por los jefes de Estado de los países miembros. La NRF es un elemento clave de la transformación de la estructura de fuerzas de la Alianza y complementa a las otras dos principales iniciativas acordadas en Praga: la racionalización de la estructura militar de mando y la mejora de las capacidades militares de los países miembros. Lo novedoso en el concepto de la NRF es que ha sido concebida como una fuerza conjunta multinacional cuyos Mandos Componentes Terrestre, Naval, Aéreo y de Operaciones Especiales se adiestran como un todo y son rápidamente desplegables a largas distancias de sus bases.
Sus misiones, que se determinan caso por caso por el Consejo del Atlántico Norte, consisten en desplegar como una fuerza independiente para la defensa colectiva prevista en el Artículo 5; llevar a cabo operaciones de respuesta ante crisis, fuera del Artículo 5, tales como evacuaciones, ayuda ante desastres (incluidos los químicos, biológicos, radiológicos y nucleares), operaciones humanitarias o contraterroristas; desplegar como una fuerza inicial para facilitar la llegada posterior de fuerzas de mayor entidad; y actuar como una fuerza de disuasión en caso de crisis, mostrando la determinación y solidaridad de la OTAN. Bajo el mando estratégico permanente del Jefe Supremo Aliado de la OTAN en Europa, los jefes de los tres Mandos de Fuerza Conjuntos (JFC), situados en Brunssum (Holanda), Nápoles y Lisboa, se turnan en períodos de un año en el mando de la NRF. Para las rotaciones 9 y 10 ha sido designado el JFC de Nápoles. Bajo este mando conjunto actúan tres Cuarteles Generales Específicos (terrestre, marítimo, y aéreo), que son proporcionados por los Cuarteles Generales de Alta Disponibilidad de la Estructura de Fuerzas de la OTAN. En el apartado de las operaciones especiales, la Alianza no dispone de una estructura de mando permanente, por lo que su organización se encomienda a los países que tienen capacidad para ello: Estados Unidos, Gran Bretaña y, ahora también, España.
En cuanto a las unidades que lo integrarán se encuentran cuatro Grupos de Operaciones Especiales (SOTG). Dos de estos grupos serán españoles, uno pertenecerá al MOE y el otro estará constituido sobre la base de la Unidad de Operaciones Especiales (UOE) de Infantería de Marina, con aportaciones de la Unidad Especial de Buceadores de Combate (UEBC) de la Armada y del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire. En cuanto a los otros dos Grupos, para la NRF 9 uno será francés y el otro danés. En el caso de la NRF 10, el Grupo danés será relevado por otro lituano. Además, se contará con medios aéreos proporcionados por el Ejército del Aire y helicópteros del Ejército de Tierra.
Una vez constituida, la NRF realiza seis meses de adiestramiento, que finalizan con un complejo ejercicio de evaluación para certificar su operatividad. Alcanzada esta última, la Fuerza de Respuesta permanece durante otros seis meses en estado de disponibilidad (stand-by) para actuar allí donde le Consejo del Atlántico Norte acuerde. Durante el año en que el SOCC liderado por España permanecerá en situación de disponibilidad, éste deberá estar preparado para comenzar a desplegar, con solo un preaviso de cinco días, en cualquier parte del mundo donde fuera necesario la intervención de la NRF. Llegado el caso, el componente de operaciones especiales podría ser activado para realizar acciones de carácter directo, dirigidas contra objetivos de alto valor estratégico, táctico u operacional. También podrá ser requerido para llevar a cabo misiones de reconocimiento especial, de recuperación de personal y aeronaves derribadas en territorio hostil o misiones de abordaje a buques en alta mar. Además, podrá colaborar en operaciones humanitarias, de apoyo a la paz, de evacuación de personal no combatiente (NEO) o de ayuda a la población civil en caso de catástrofes.
NRF: La NATO Response Force
EL concepto de Fuerza de Respuesta de la OTAN fue aprobado en la Cumbre de Praga de noviembre 2002 por los jefes de Estado de los países miembros. La NRF es un elemento clave de la transformación de la estructura de fuerzas de la Alianza y complementa a las otras dos principales iniciativas acordadas en Praga: la racionalización de la estructura militar de mando y la mejora de las capacidades militares de los países miembros. Lo novedoso en el concepto de la NRF es que ha sido concebida como una fuerza conjunta multinacional cuyos Mandos Componentes Terrestre, Naval, Aéreo y de Operaciones Especiales se adiestran como un todo y son rápidamente desplegables a largas distancias de sus bases.
Sus misiones, que se determinan caso por caso por el Consejo del Atlántico Norte, consisten en desplegar como una fuerza independiente para la defensa colectiva prevista en el Artículo 5; llevar a cabo operaciones de respuesta ante crisis, fuera del Artículo 5, tales como evacuaciones, ayuda ante desastres (incluidos los químicos, biológicos, radiológicos y nucleares), operaciones humanitarias o contraterroristas; desplegar como una fuerza inicial para facilitar la llegada posterior de fuerzas de mayor entidad; y actuar como una fuerza de disuasión en caso de crisis, mostrando la determinación y solidaridad de la OTAN. Bajo el mando estratégico permanente del Jefe Supremo Aliado de la OTAN en Europa, los jefes de los tres Mandos de Fuerza Conjuntos (JFC), situados en Brunssum (Holanda), Nápoles y Lisboa, se turnan en períodos de un año en el mando de la NRF. Para las rotaciones 9 y 10 ha sido designado el JFC de Nápoles. Bajo este mando conjunto actúan tres Cuarteles Generales Específicos (terrestre, marítimo, y aéreo), que son proporcionados por los Cuarteles Generales de Alta Disponibilidad de la Estructura de Fuerzas de la OTAN. En el apartado de las operaciones especiales, la Alianza no dispone de una estructura de mando permanente, por lo que su organización se encomienda a los países que tienen capacidad para ello: Estados Unidos, Gran Bretaña y, ahora también, España.
El Ejercicio SOFEX 06
El ejercicio SOFEX 06, desarrollado del 15 al 19 de mayo, ha supuesto la culminación del adiestramiento del equipo español de Operaciones Especiales que se integrará, a partir del próximo 1 de julio (2006), en la séptima rotación de la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF-7). Organizado por el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa en estrecha colaboración con el Mando Aéreo de Combate, y desarrollado en la base aérea de Alcantarilla (Murcia), el ejercicio ha puesto fin a un exigente período de preparación de 12 meses en el que los guerrilleros españoles pusieron de manifiesto que están preparados para aportar a la OTAN uno de los Grupos Tácticos que formarán parte del Mando Componente de Operaciones Especiales de la NRF-7 que, en esta ocasión, estará liderado por Estados Unidos.
En los seis ciclos de la NRF que se han activado sucesivamente desde 2004 España ha venido participando con equipos de boinas verdes del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, con base en Rabasa (Alicante). Sin embargo, en esta ocasión se ha diseñado un Grupo Táctico de carácter conjunto, integrado por 114 militares, que está formado sobre la base del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire, de donde proceden la Plana Mayor y dos de sus cuatro equipos operativos. Los otros dos equipos pertenecen uno al Ejército de Tierra (MOE) —que también aporta la mayoría de los elementos de mando y control— y otro a la Unidad de Operaciones Especiales (UOE) de Infantería de Marina.
Hasta el próximo 31 de diciembre, la unidad estará disponible para responder, antes de cinco días, ante cualquier situación requerida por la Alianza Atlántica. En caso de necesidad, podría ser activada para realizar acciones de carácter directo, dirigidas contra objetivos de alto valor estratégico, operacional o táctico. También podrá ser requerida para llevar a cabo misiones de reconocimiento especial (adquisición de información específica sobre dichos objetivos), de recuperación de personal y aeronaves derribadas en territorio hostil o misiones de abordaje a buques en alta mar. Además, podrán colaborar en operaciones humanitarias, de apoyo a la paz, de evacuación de personal no combatiente (NEO) o de ayuda a la población civil en caso de catástrofes. El elevado nivel de adiestramiento y preparación que han alcanzado los militares españoles que forman esta primera unidad conjunta de operaciones especiales ha sido posible bajo el concepto de «integración», según explicó el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de ejército Félix Sanz Roldán, quien, el pasado 19 de mayo se desplazó a la base aérea de Alcantarilla para presenciar la demostración de las capacidades del grupo táctico que puso fin al ejercicio SOFEX 06.
En rueda de prensa, el JEMAD destacó el «alto grado de sacrificio, la calidad humana y el entusiasmo» que poseen los militares de los tres Ejércitos que forman parte de esta unidad. A este respecto, explicó que «el trabajo conjunto es el único camino que debemos seguir y uno de los principales objetivos de la actual Junta de Jefes de Estado Mayor». Así, matizó que «las FAS deben de constituir una entidad única, sin mirar el color del uniforme de quien le manda ni de los que obedecen», y recalcó que «sólo lo imprescindible permanecerá siendo específico de cada Ejército». En esta línea de integración, Sanz Roldán confirmó que el Estado Mayor de la Defensa trabaja en la creación de una Fuerza Conjunta de Reacción Rápida (FCRR). La Directiva correspondiente se emitió el pasado mes de mayo y, desde entonces, el Mando de Operaciones del EMAD está elaborando el listado de necesidades, tanto de equipamiento como de aportación de medios humanos, con el objetivo de que pueda estar operativa en enero de 2007. Según los cálculos iniciales, la unidad estará formada por entre 2.000 y 3.000 hombres procedentes de los tres Ejércitos. Las tropas, bajo mando operativo del EMAD, permanecerán asignadas a la FCCR en rotaciones de seis meses, tiempo en el que estarán disponibles y en alerta para desplegarse sobre el teatro de operaciones en un plazo máximo de dos o tres días.
La última jornada del ejercicio SOFEX 06, con una espectacular puesta en escena, demostró la capacidad operativa del equipo de operaciones especiales en misiones de inserción aérea y de acción directa. En primer lugar, se simuló una operación de rescate y evacuación de personal no combatiente de una supuesta ciudad asediada de un país que había sufrido un golpe de Estado. Los militares extrajeron durante la noche a un grupo de ciudadanos españoles. Antes de la evacuación, se suponía que se había infiltrado en el país en conflicto una patrulla de alta movilidad táctica del Ejército de Tierra, que se había encargado de agrupar a los ciudadanos españoles y trasladarlos a una zona segura, en este caso un aeropuerto, donde permanecían a la espera de ser extraídos. Seis paracaidistas aterrizaron en la base con la misión de señalizar la pista a los aviones que, posteriormente, evacuarían a los civiles. Mientras, dos aparatos tácticos (cazas C-101 de la Academia General del Aire) y dos helicópteros (SA330 Puma de los Escuadrones de Fuerzas Aéreas 801 y 803) apoyaban la operación desde el aire para batir supuestos objetivos peligrosos y respaldar la acción de las tropas que operaban en tierra. Una vez que la amenaza se materializó, tiradores de precisión embarcados en helicópteros se encargaron de neutralizar a los centinelas que podían alertar sobre la entrada en el aeropuerto de los aviones que iban a rescatar a los ciudadanos españoles. Los equipos que participaron en la puesta en escena se encargaron de demostrar la rápida capacidad de respuesta de las unidades especiales. Los asistentes vieron, por ejemplo, como se produjo el descenso a tierra de miembros de la unidad por el procedimiento de Fast Rope (rapel desde helicóptero). Quedó claro también el buen rendimiento de los aviones de transporte C-295 y C-212 Aviocar a la hora de efectuar tomas y despegues cortos y para operar en pistas que no están asfaltadas.
Una vez que se identificó al personal nacional se produjo el embarque. Se trataba de que los civiles abandonaran el aeródromo con la mayor rapidez posible, aunque sin poner en peligro su integridad. Una vez que los civiles estuvieron a salvo, los C-212 recuperaron al equipo que había saltado en paracaídas y que permanecía oculto en la zona. La última parte del ejercicio consistió en inutilizar el aeródromo para que este no pudiera ser usado por fuerzas hostiles. Después de que los helicópteros recuperaran al equipo de asalto directo, la patrulla de movilidad abandonó el aeródromo y los C-101 hicieron una pasada lanzando bombas para destruir las pistas. Tras finalizar el ejercicio, miembros de la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire (PAPEA), que tienen su base en Alcantarilla, realizaron una exhibición de saltos en la que el último saltador desplegó una espectacular bandera de España. Durante la jornada se mostró también una exposición del material con el que trabajan las unidad de operaciones especiales. Los asistentes pudieron contemplar los vehículos de alta movilidad táctica (VAMTAC), lanchas neumáticas, paracaídas, equipos de visión nocturna, de buceo y de montaña, entre otro material. Atención especial se prestó al armamento de precisión y a los trasmisores y equipos de comunicaciones. Finalizado el ejercicio el jefe del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, teniente general Bernardo Álvarez del Manzano, anunció que en julio de 2007 España asumirá por un año el liderazgo del Mando Componente de Operaciones Especiales de las NRF 9 y 10. A diferencia de lo que sucede con los otros Mandos Componentes de la NRF —Terrestre, Marítimo y Aéreo—, la OTAN no dispone de una estructura de mando permanente para el componente de Operaciones Especiales. En la actualidad, sólo Estados Unidos, Reino Unido y Francia cuentan con una estructura nacional capaz de asumir el mando de una fuerza conjunta de este tipo. Por esta razón, los países que se muestren dispuestos a ello deben obtener previamente la capacidad de liderar estas fuerzas. El teniente general Álvarez del Manzano calificó de «histórica» la jornada que se vivió en Alcantarilla el pasado 19 de mayo ya que, en su opinión, el ejercicio SOFEX 06 ha puesto de manifiesto que «por primera vez, España está lista para liderar un grupo aliado de operaciones especiales y de dar una respuesta conjunta ante cualquier necesidad que se plantee ya sea por tierra, mar o aire». La prueba de fuego va a ser su participación en la próxima NRF-7. «Ésta va a ser la primera vez que un grupo de Operaciones Especiales español se mida con los mejores, y va a quedar claro que los mejores son ellos», aseguró el JEMAD poco después de presenciar la clausura de SOFEX 06.
Ángela de la Llana
Fotos: Brigada Andrés Valera
Integración de Fuerzas Especiales en número 220 de la Revista Española de Defensa, puede verse en enlace. http://www.mde.es/revista/220.pdf